Llega el 31 de Diciembre de 2020, un día que pone fin a un año muy duro para muchas personas. Tenía varias rutas en mente, varias localizaciones que visitar con posibles fotos que tomar. Había nevado durante toda la semana y la previsión meterológica era de baja visibilidad, al menos en las cimas. Por tanto me puse dirección a la sierra un Plan A y un Plan B.
Saliendo de Madrid aunque son las 6:15 de la mañana y está muy oscuro se puede apreciar el espesor y la cantidad de nubes en el sistema central. Entrando en la Cuenca Alta del Lozoya se hace evidente que las cimas están completamente cubiertas y que la visibilidad será nula. Tomamos el Plan B, vamos a las Cascasda del Purgatorio.
7:15, Rascafría, coche aparcado, botas puestas, mochila al hombro. No se lo que me espera allí donde voy, podría encontrar hielo, por lo que llevo los crampones y el piolet por si acaso fuese necesario, mejor prevenir. Enciendo el frontal y a caminar.
Observo en el cauce del Lozoya, los estragos que ha dejado a su paso la riada de principios de mes, no veo mucho ya que está oscuro pero los árboles caido son visibles. Sigo mi camino y poco a poco va amaneciendo, la niebla, que no deja al sol penetrar va tomando un color rosado. Llega un momento que la fuerza del color es tal, que me veo obligado a tomar una fotografía, una composición simple, sin nada en especial, solo para tener un recuerdo de estos colores.
El camino tiene algo de nieve, alrededor de los 10 cm, ademas hay huellas del paso de personas los días previos. Me vienen a la cabeza recuerdos cuando hice este mismo sendero en 2018 con hasta 50cm de nieve, toda una odisea. El paisaje que muestra el cañón te deja sin palabras, con unos contrastes de nieve y roca, únicos en esta época del año. No hay tiempo de hacer fotografías, hay que llegar al objetivo, puede que a la vuelta me detenga a tomar alguna foto.
Finalmente llego al objetivo, ha sido fácil. El paisaje que muestra la cascada es muy diferente a mi recuerdo. Está claro que la riada a dejado también aquí su huella. Recuerdo grandes rocas alrededor del río cubiertas de nieve. Es evidente que el río, ahora en calma, ha desatado toda su fuerza arrastrando consigo todo lo que ha encontrado a su paso.
Llegados a este punto, hay que intentar ver la segunda cascada; nunca la he visto en esta época del año lo cual hace crecer mi curiosidad.
Empizo a subir la ladera, siguiendo unas huellas de hace varios días, ya apenas visibles tras las últimas nevadas.
Tras subir unos cuantos metros encuentro un paso al otro lado del cañon que parece seguro. Tras pasar la pared de roca el sonido de la segunda cascada hace acto de presencia, avanzo unos metros más y al momento se hace visible es más espectacular de lo que la recordaba.
Ya con el objetivo del día completado es momento de desayunar y revisar el itinerarío. Encuentro un sitio ideal, con unas vistas del valle del Arroyo Aguilón únicas. Mientras desayuno ojeo el mapa y el GPS. Todavía tengo fuerzas y ganas de andar, además algunos senderistas han seguido mis huellas y ya han llegado a la primera Cascada.
En el  mapa aparece un camino, me llevaría directamente al cortafuegos y desde ahí podría volver a Rascafría, es una ruta larga por lo que no hay  tiempo que perder.
Las huella que antes me guiaban continuan y marcan el camino que debo seguir además de algunos hitos de piedras que, en su momento ayudarían a otros a trazas este camino sobre la nieve. Siguiendo las huellas alcanzo el final del cortafuegos, en lo alto de la artista de la montaña que me permite ver una panorámica completa de todo el valle.
Las cotas se suceden poco a poco por el cortafuego 1300m, 1400m, 1500m hasta llegar a los 1600m de altitud que supone el punto más alto de la ruta de hoy según indica el mapa por lo que decido asomarme a la colina e intentar disfrutar de la panorámica.
La escena que me encuento es increible, solo por esto ha merecido la pena el esfuerzo y el madrugón.
Nunca había visto el Valle de la Angostura desde este lugar, ni siquiera me lo habría podido imaginar. El sol trata de penetrar las nubes dejando estos contrastes en las lomas de las montañas.
Aprovecho para descansar y tomar algo mientras reviso el mapa y el gps, para asegurar que el rumbo es correcto. Una vez recuperaro es momento de bajar siguiendo el trazo de este vacío de árboles en medio de la montaña creado por el hombre.
El camino se sucede por las cimas de las colinas que separan la carretera del puerto del valle del Aguilón, hasta llegar a un punto donde se puede observar el Valle Alto del Lozoya al completo, desde las Cabezas de Hierro hasta el final del embalse de Pinilla.
Desde aquí solo queda continuar la ruta, brujula en mano, hasta el coche para volver a casa.
Con esta última foto llega el momento de cerrar un año fotográfico lleno de grandes recuerdo y experiencias que será difícil de olvidar.